HIJOS DE PASTOR

HIJOS DE PASTOR

Hijos de pastor, esa especie talentosa y privilegiada, pero a veces muy observada, criticada, envidiada y acomplejada. Ser hijo de pastor no es fácil.

Hay una parte buena por supuesto, tienes acceso a lugares, información y personas que los demás niños no tienen. Viajas y vives experiencias que otros no pueden ni soñar. Ves de cerca el ejemplo de tus padres y de otros siervos de Dios teniendo la oportunidad de aprender de ellos muchas cosas. Escuchas muchas predicaciones de muchas personas y muchos puntos de vista que pueden enriquecer tu vida. Ves testimonios del poder de Dios en tu familia y en la Iglesia.

Pero no es todo color de rosa. Un pastor elige serlo, pero un hijo de pastor no.

Por una parte los hijos de pastor viven en una familia con ciertas peculiaridades comunes a muchas familias pastorales, y que afectan su vida. Por ejemplo:

  • Viajar mucho, asistir a muchas conferencias, conocer a muchos pastores o ministros.
  • Compartir tu comida, tu habitación y hasta tu ropa con invitados y feligreses.
  • Que tu padre o padres estén bastante ocupados y ausentes de casa muchas horas, o si están en casa, hablan mucho por teléfono, o tienen visita o están orando/estudiando la palabra y no se les puede interrumpir.
  • Tener pocas o ningunas vacaciones en familia.
  • Que las actividades de la Iglesia sean siempre lo primero.
  • Que el teléfono suene a cualquier hora del día o de la noche.
  • Al igual que los pastores ponen su vida al servicio de la Iglesia, piden el mismo compromiso a sus hijos.

Por otra parte hay feligreses que en ocasiones exigen ciertas cosas a los hijos de pastores aún desde muy pequeños. Observan con lupa todo lo que hacen y ponen de manifiesto su opinión sobre ello con sus actitudes, sus palabras y sus hechos. Hay personas que piensan que los hijos de pastor, aunque aún sean pequeños deben:

  • Conocer la Biblia perfectamente.
  • Tener un comportamiento intachable en todo momento.
  • Tener una sonrisa siempre en la cara.
  • Tener el mismo nivel de dedicación que sus padres con las actividades de la Iglesia.
  • Desarrollar el mismo ministerio de su padre al mismo nivel.

Hay personas que incluso creen que tienen el derecho (o el deber) de amonestar a los hijos de pastor por su comportamiento, o incluso a los pastores a éste respecto. Conozco algunos casos de personas especialmente crueles a la hora de expresar sus opiniones. Ésta exigencia de los feligreses a veces causa que los pastores comiencen a exigir a sus hijos ese mismo nivel de «perfección». Os cuento algunos casos que conozco:

  • Un pastor que a pesar de los grandes problemas domésticos, siempre se va a la Iglesia como si no pasase nada y no deja que sus hijos parezcan tristes jamás.
  • Un pastor con don de discernimiento que exhorta a los feligreses con paciencia, pero cuando tiene que corregir a sus propios hijos… no muestra un ápice de misericordia.
  • Un pastor que pellizca muy fuerte a sus hijos cada vez que se mueven durante el culto.

En muchos casos ésto no es así, los pastores no dejan que ésto les afecte y tienen sabiduría para tratar a sus hijos. Pero, en los casos en los que los hijos notan esa exigencia extra sobre ellos, provenga de donde provenga, son afectados siempre, en mayor o menor medida.

Por todas éstas, y más, situaciones que viven los hijos de pastores creo que necesitan una atención más específica a su caso. Por eso comenzaré a publicar algunas cosas específicas sobre el tema, Dios mediante.

2 comentarios en “HIJOS DE PASTOR

  1. Me gustó lo que escribís… Dios tienen planes aún con los hijos de pastores, sólo que al ver todas esas cosas muchos de ellos prefieren sentarse porque se cansaron de exigencias (no es mi caso aún!!), pero veo que el de otros si…

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