10- DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN

Mis bisabuelos fueron cristianos, mis abuelos son cristianos, mis padres son cristianos, y yo soy la cuarta generación de creyentes por parte de mi padre. Reconozco la bendición de Dios en mi familia, y doy gracias a Dios por este privilegio de tener esta gran herencia espiritual que sin duda ha marcado mi vida. Es el mayor regalo que se puede tener, porque experimento que es realidad la palabra que dice: “su misericordia es de generación en generación” (1). Tener ésta herencia espiritual es un gran privilegio, y yo como madre tengo que transmitirla a mis hijos con mi ejemplo y mis oraciones.

Quizá tú no tuviste la suerte de nacer en una familia cristiana, y te preguntes cuál es la herencia espiritual que tienes o que vas a dejar a tus hijos. La palabra de Dios nos dice: Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación. Pero derramo amor inagotable por mil generaciones sobre los que me aman y obedecen mis mandatos.” Éxodo 20:5-6 NTV.

La palabra nos explica que los pecados de los padres influyen sobre los hijos, y aún sobre los nietos y bisnietos. En España hay una expresión que dice “de tal palo tal astilla” refiriéndose a que los hijos siempre se parecen a sus padres, igual que una astilla se parece al palo de donde se sacó. En Finlandia dicen algo parecido, dicen “la manzana no cae lejos del árbol”. Sólo piensa en cuántos hijos conoces que dicen “jamás seré como mi padre/madre” pero al final repiten todo aquello que quisieron evitar. Y es así, los rasgos físicos, de personalidad y de carácter se heredan. Igualmente, pueden heredarse temores, debilidades, e incluso pecados A esto se refiere la palabra cuando dice: “la familia queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación”.

Vamos a separar este tema en dos partes. La  parte espiritual y la parte psicológica.

La parte espiritual es acerca de la maldición del pecado y la bendición de Dios. Si estás en Cristo, hay buenas noticias. Lee el pasaje de Éxodo hasta el final y fíjate en el precioso contraste y énfasis que hace Dios: “PERO derramo amor inagotable por mil generaciones sobre los que me aman”. Es una diferencia considerable entre maldición y bendición, porque lo que enfatiza la escritura es que si bien el pecado y estar alejado de Dios tienen consecuencias, acercarse a Dios sobrepasa todo eso en una proporción 4 a 1000. Si estás en Cristo no tienes que temer “maldiciones generacionales”, porque la bendición de Dios sobrepasa toda maldición. Dios no va a castigarnos por los pecados de nuestros antepasados (2). Tus generaciones serán benditas y de bendición a otros mientras permanezcan en Cristo (3). Además por medio de tu entrega a Dios entró la bendición en tus generaciones.

Tener la bendición de ser hijo de Dios anula toda maldición, sin embargo no nos exime de tener que luchar con nuestro carácter y debilidades, sean heredados o no. Ésta es la parte  psicológica. Lamentablemente acabamos haciendo muchas de esas cosas que dijimos que nunca haríamos y otras cosas que no son correctas. En la lucha contra lo incorrecto en nuestras vidas podemos pasar mucho tiempo levantándonos y cayendo, lo cual puede traer mucha frustración y desesperanza. ¿Es posible vencer al pecado? ¿Es posible vencer nuestro carácter? ¿Es posible cambiar?.  A veces nos puede parecer imposible. Pensamientos como: “toda tu familia es así, no hay posibilidad de que tú seas diferente”, “es demasiado tarde, ya no puedes cambiar”,  “siempre vas a luchar con esto” etc., nos atan.

Pero la palabra de Dios dice si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres (4). Entonces ¿porqué seguimos esclavos en algunas áreas?. Cristo mediante su sacrificio nos ha hecho libres del pecado y de todo, pero tenemos que recibir/creer que es así. Cuando llegamos a Cristo estamos presos del pecado, y cuando aceptamos a Cristo la cerradura se rompe y el carcelero no puede retenernos, sólo tenemos que salir de la prisión. Sin embargo, en ocasiones escogemos quedarnos dentro de esa prisión por:

  1. Incredulidad: “si pruebo a abrir esa puerta seguro que no se abre, traté mucho tiempo de abrirla con todas mis fuerzas y nunca pude”. A esto se le llama indefensión aprendida. Te lo voy a explicar con la ilustración del elefante. Cuando es pequeño le atan la pata con una cadena a una estaca de madera clavada en tierra. Como es pequeño no puede soltarse, pero aún cuando crece muchísimo y la estaca sigue siendo pequeña ni siquiera intenta liberarse. Su cadena mental es más fuerte que la cadena de hierro que lo ata. Todo lo puedes en Cristo que te fortalece, Él te ayuda a sacudirte de toda cadena con la facilidad que ese elefante podría arrancar la estaca si se diera cuenta de su fuerza actual.
  2. Costumbre y auto justificación: “estoy cómodo aquí”, “tampoco es tan malo vivir encerrado en este pecado, hay pecados peores”, “no veo tanta necesidad de salir de este lugar”, “soy libre de elegir vivir así”, “hay gente que va a la Iglesia que está igual que yo o peor”. La palabra nos dice que un esclavo del pecado no es hijo de Dios(5), por tanto no debes tomarte a la ligera esta situación.
  3. Temor: “Si no vivo en esta prisión, ¿dónde viviré? ¿Qué hay fuera?”. ”Ay no se, mejor me quedo aquí”. Si temes lo que Dios te puede dar, aún no has conocido realmente su amor (6). Conocí a una chica creyente que tenía un novio incrédulo. Recibió enseñanza e incluso palabra profética desaconsejándole esa relación, sin embargo no daba el paso de dejarlo. Un día hablando con ella me confesó que no podía dejar a ese chico porque no confiaba en que Dios tuviera alguien mejor para ella. No creía que Dios supiera escogerle alguien a su gusto. Con el tiempo se casaron y tuvieron hijos, hoy en día ella es una mujer muy infeliz.

Cristo ha vencido al pecado. En Él tenemos victoria sobre toda esa batalla. No nos toca pelear ésta batalla, nos toca rendirnos a Cristo, creer y avanzar en el nombre de Jesús. Te lo dice alguien que ha estado ahí: la prisión está abierta, cree solamente y ¡SAL FUERA!.

Afortunadamente, tenemos de nuestro lado al Espíritu Santo que está con nosotros para ayudarnos a cambiar, para llevarnos a toda verdad, descubriendo toda mentira que nos ata, y para hacernos libres. Él es el mejor consejero y guía para ti. Si luchas con algún área particular, puedes hacer una oración renunciando a esas debilidades, pecados, o incluso mentalidades incorrectas, y pedir perseverantemente al Espíritu Santo que complete la obra en tu vida. Y Él lo hará (7).

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  1. Lucas 1:50
  2. Deuteronomio 24:16
  3. Génesis 12:3
  4. Juan 8:36
  5. Un esclavo no es un miembro permanente de la familia, pero un hijo sí forma parte de la familia para siempre. Juan 8:35 NTV
  6. 1ª Juan 4:18
  7. Filipenses 1:6

 

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