11- SOBREPROTECCIÓN

11- SOBREPROTECCIÓN

TENDENCIAS INCORRECTAS DE LA EDUCACIÓN DE HOY EN DÍA 2ª PARTE

Es evidente que la educación ha cambiado. La forma en la que vemos a nuestros hijos y la forma en que les tratamos ha cambiado. Hace siglos los hijos eran poco más que una fuerza barata de trabajo. La alta mortalidad infantil y las duras condiciones de vida provocaban que tener muchos hijos fuera casi imprescindible. Hoy en día, a medida que las condiciones socioeconómicas han ido cambiando, el tener hijos se ha convertido en algo opcional. Si tenemos hijos, queremos tenerlos con unas ciertas condiciones: poder darles una economía y una atención adecuada, factores que antes no se tenían tanto en cuenta.

(Lee más sobre éste tema en éste capítulo anteriormente publicado: https://yoymicasablog.wordpress.com/2017/01/16/5-prioridades-ii/?iframe=true&theme_preview=true ).

Sin embargo la sociedad se ha ido completamente al otro extremo que antes.  Ahora, los hijos se consideran lo más valioso y se protegen como tal. Han tomado el primer lugar en muchas vidas y familias, incluso en ocasiones han tomado el lugar de  mando, lugar que sólo corresponde a los padres. Cuando es así las cosas no funcionan, el orden que Dios estableció se alerta y hay consecuencias en la familia. Mucha gente no es consciente de que cede su lugar a sus hijos. Bueno, excepto mi vecino, que tiene una pegatina en el coche que dice «Rafa es el jefe» (Rafa es su hijo de 7 años). Cada vez son más comunes los hijos que maltratan a sus padres. Ésto no es casualidad, ni surge de repente. No es que los niños se hayan vuelto más agresivos de repente. Hay muchos factores que han influido en esto, sobre todo la sobreprotección. En palabras del coach Pedro García Aguado: «De un padre sobreprotector sale un hijo tirano, no falla.»

Entiendo que los hijos son valiosos y deben ser amados y protegidos, sin embargo, en algunos casos ya no es una protección sana y normal, sino que han llegado al extremo insano de la sobreprotección. Constantemente veo madres y padres detrás de sus hijos preguntándoles si quieren algo, arreglándoles la ropa, limpiándoles los mocos y ayudándoles en cada paso que dan, bajo una constante supervisión. No dan lugar a que los niños se ensucien, ni se caigan, ni «sufran» en alguna manera ni por un instante. Les dan de comer con constantes distracciones y ante el mínimo síntoma de malestar corren a aliviar el “sufrimiento” de sus hijos. Parece que su mayor temor es que sus hijos lloren o no sean felices un solo segundo. Estoy segura de que estos padres lo hacen con la mejor de las intenciones, pero en realidad no se dan cuenta de que están perjudicando seriamente a sus hijos.

Proteger a tus hijos no es evitarles toda incomodidad, molestia o sufrimiento. Déjame ponerte un ejemplo. Una mariposa puede tardar largas horas en salir de su capullo ¿Pero sabes qué sucede si la ayudas a salir del capullo? Sus alas se atrofian y nunca podrá volar. El dolor y la presión de apretujarse para salir del pequeño agujero son absolutamente imprescindibles para que las alas se estiren y la mariposa adquiera la capacidad de volar. A pesar de toda la buena intención de la persona que la quiere ayudar, causa un daño irreparable.  Puedes verlo más detalladamente aquí:

Igualmente hay cosas que no puedes evitarle a tus hijos, llorarán cuando estén cansados, se quejarán cuando tengan que hacer tareas, montarán rabietas cuando no entendamos lo que quieren, pero si no les dejamos experimentar la frustración, la incomodidad y las dificultades estaremos causándoles un daño irreparable, igual que a la mariposa. Si intentas evitarles todo sufrimiento, ¿qué pasará cuando tú seas la fuente de ese «sufrimiento»? ¿Qué pasará cuando tú le prohíbas hacer algo que quiere hacer causándole frustración? Pues que no tendrá las herramientas internas, mentales y emocionales, para enfrentar y saber lidiar con la frustración, y te culpará como fuente de sus problemas. Nunca ha tenido problemas con otros niños porque tu le defiendes. Nunca ha tenido problemas con los estudios porque tu le defiendes ante el profesor. Nunca ha tenido problemas con las circunstancias porque tu solucionas todas sus necesidades. Entonces llega el día en el que tú le dices «NO». No puedes volver a casa a la hora que quieras. No voy a darte tanto dinero para salir. En su mente, el problema eres tú y la solución es que tú cambies. A gritos, a golpes, con amenazas, ignorándote, rebelándose..

Aún en el improbable caso de que puedas protegerlo de todo hasta que deje el hogar, tarde o temprano tendrá que enfrentarse a un mundo que va a presentarle todo tipo de “incomodidades” y la preparación que hayan recibido en su casa para enfrentarse a ello va a determinar qué clase de ciudadanos son.

Es fácilmente observable cómo la obediencia y el respeto casi absolutos a los padres se ha perdido en cuestión de dos generaciones. Muchos lo atribuyen a que se ha levantado una generación de padres que no entendieron la disciplina de sus propios padres como algo positivo, sino que quisieron proteger a sus hijos de ello, proveyéndoles de todo lo que ellos “no tuvieron” económica y emocionalmente.

Un niño acostumbrado a tener todas las comodidades regaladas, se convierte en un adulto que espera ese trato prioritario y preferente por parte de todas las personas a su alrededor, y se convierte: o bien en alguien narcisista y agresivo, o en alguien negativo y retraído que no entiende por qué el mundo es así. El sufrimiento existe porque las personas son imperfectas. Es imposible vivir sin experimentar dolor, temor, enfermedad, incomodidad, etc., así que tus hijos tienen que aprender a enfrentar todas esas cosas.

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Además, los niños aprenden por las consecuencias de sus actos. Si yo le digo a mi hijo que no meta un dedo en el enchufe y lo castigo si desobedece, el niño va a aprender, bien sea por el castigo que yo le ponga, o bien porque se lleve un calambrazo. En ambos casos va a ser un «sufrimiento» que va a hacer que el niño aprenda que ese es un límite (escarmiente o no).

Debemos enseñar desde la infancia a nuestros hijos las capacidades que les permitan lidiar personalmente, por si mismos, con esa frustración que inevitablemente va a haber en sus vidas. Aquí tienes algunas pistas sobre cómo hacerlo.

  • No les des a tus hijos todo lo que deseen de forma inmediata y sin que les cueste ningún tipo de esfuerzo. Es mejor reforzarles con premios después de buenas conductas (p.ej.: después de hacer los deberes bajamos a jugar al parque) y hacerles ser conscientes de ello.
  • Es importante que tengan horarios y normas; (por ejemplo: si ahora es la hora de comer, no es momento de ver dibujos.
  • Enseñarles a ser pacientes y saber esperar.
  • Potencia el cariño, la confianza y el respeto.

Cuando haces por tus hijos todo lo que podrían y deberían hacer por sí mismos, les estás robando la oportunidad de aprender y crecer. Protégelos, también de ti mismo, enseñándoles a enfrentar la vida, no puedes vivir por ellos.

Muy relacionado con éste tema tenemos el tema de la disciplina, que comenzaremos más adelante, tratándolo según las diferentes edades.

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